domingo, 10 de marzo de 2019

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Nota: 9

  3. Las ciudades medievales (I).
  Recuperación, funciones y espacios

3.1 El renacimiento urbano

A partir del siglo XI se recuperó la vida urbana en Europa. La causa principal fue el aumento de la producción agraria, que proporcionó más productos de los necesarios para el consumo.

Así, se hizo necesario comercializar los sobrantes y cambiarlos por otros artículos, lo que favoreció el desarrollo del comercio y de la artesanía. Ambas actividades se localizaron en las ciudades, impulsando su recuperación.

El renacimiento urbano afectó en unos casos a las antiguas ciudades romanas, que habían decaído tras las invasiones germánicas. En otros casos, surgieron ciudades nuevas a partir de mercados establecidos junto a los castillos y los monasterios; a lo largo de caminos; en el cruce de rutas, o en los puertos.

Junto a estos mercados, se crearon barrios de artesanos y comerciantes, denominados burgos, que acabaron rodeándose de una muralla y convirtiéndose en ciudades.

La palabra burgo terminó usándose para designar a toda la ciudad. Sus habitantes recibieron el nombre de burgueses, y construyeron un nuevo grupo social, la burguesía, que no dependía del trabajo de la tierra.

3.2 El burgo o ciudad medieval

Los burgos medievales se emplazaban en lugares de fácil defensa, estaban rodeados de murallas y desempeñaban varias funciones. Algunos acogieron la sede de un obispado o de un condado. Otros se convirtieron en importantes centros económicos, donde florecieron la artesanía y el comercio. Y muchos fueron destacados centros culturales y religiosos.

Los espacios y edificios urbanos respondían a esta diversidad de funciones. Así, los más destacados eran el mercado, situado en una plaza abierta; la catedral, símbolo del poder religioso; el ayuntamiento, símbolo de poder civil,y otros edificios, como las casas de los gremios; las lonjas,donde los comerciantes realizaban sus tratos; las universidades, y los hospitales.

El resto de la ciudad se organizaba en barrios, que tenía pequeñas plazas e iglesias. Cada barrio estaba habilitado por los artesanos de un mismo oficio; y en algunos casos por ciertas minorías, como los judíos. La mayoría de las casas de estos barrios eran de madera, cañizo y barro, lo que favorecía los incendios; ya que solo los nobles y los ricos burgueses podían costear mansiones y palacetes construidos en piedra.

Las ciudades eran en su mayoría pequeñas, pues tenían entre 15000 y 50000 habitantes. Sus calles eran estrechas, estaban sucias y carecían de pavimentación y de alcantarillado; por este motivo, proliferan las ratas y los parásitos, y eran habituales las enfermedades infecciosas.




          




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